miércoles, 19 de octubre de 2016

La aguja en el pajar...

Gato Acupuntura Gatera Rumbo
¡Santa paciencia entre agujas!
Algunos ya lo habréis notado, que Rumbete los últimos meses está pero como sin estar (os visita y comenta pero escribe poco) y el motivo no es otro que su salud: lesiones de sus tiempos de guerra que ahora le están pasando factura. Y es que Rumbo tiene una artrosis galopante en la cadera y una vertebra turuleta a cuenta de un mordisco y un golpetazo indeterminado que ya le acompañaban cuando llegó a casa y que esta primavera-verano volvieron a dar la lata. Como buen gato que es, ante el dolor dejó de moverse más que lo estrictamente necesario: no se subía a rascadores, mesas, sillas, casi ni al sofá, le costaba entrar al arenero... Al dejar de moverse, cogió peso: nos pusimos en 6 kilos 700 gramos en unos meses. Y con el exceso de peso, sus dolores musculo esqueléticos fueron a más. ¡Menuda pescadilla mordiéndose la cola se nos montó en nada! Así que en julio cogimos a nuestro patapalo particular y nos fuimos al veterinario de toda la vida que nos habló de los problemas de movilidad del gato obeso, de las cosas de la edad y de que sólo teníamos la opción de ponerle a dieta y suministrarle analgésicos y antiinflamatorios cada vez que estuviera con dolor. Vale, de acuerdo con lo de la operación bikini, que habíamos llegado a límites incompatibles con la salud felina, pero lo de medicarle de por vida no me gustó un pelo. Además, estábamos en verano, estación en la que este tipo de dolencias suelen suavizarse. ¿Qué recurso nos quedaría para los dolores que vendrían en otoño? ¿Y en invierno? ¿Más medicinas? ¿Más fuertes? Que frío y huesos no son buena combinación...

Por suerte, Natura Veterinaria y su servicio de terapias holísticas (Medicina Tradicional China, homeopatía y Flores de Bach) se cruzó en nuestro camino y a mitad de agosto Rumbo empezó con su tratamiento de acupuntura en un intento por devolver el equilibrio a su vida. Natalia, que es un encanto, nos habló del Yin y del Yang, de la teoría de los 5 elementos y de mil cosas más que no voy a explicaros por no meter la pata pero que a nuestro peque le han sentado de maravilla: vuelve a subirse a hamacas, rascadores y mesas. El arenero cuesta un poquito (por la postura agachada que hay que adoptar) pero ya no es un imposible. Y hasta ha perdido peso, que estamos en 5,500 kg y estables. Eso sí, al principio no fue fácil, que el paseo en coche y la clínica nueva ponían muy nervioso a Rumbo: llegó a sus primeras sesiones hiperventilando y al borde de un ataque de nervios. ¿Quién le buscaba los puntos a trabajar en ese estado? Además, tened en cuenta que el gato tiene que aguantar las agujas puestas un rato (¿15 minutos? ¿20? Inmersa como estoy en cada sesión no me doy ni cuenta) y no hay ningún tipo de sedación ni de inmovilización mágica así que cuando le da por querer quitárselas, por agitarse, por intentar bajarse de la camilla hay que seducirle a base de carantoñas, de mimitos, de alguna chuche... ¡Santa paciencia! Menos mal que todo ha ido (y va) estupendamente y eso lo compensa.

Junto a su mejoría física quizá lo que hemos notado más es una evidente mejoría en su estado de ánimo y una mayor calidad de vida que a fin de cuentas es lo que todos perseguimos cuando nuestros animales padecen enfermedades o dolencias crónicas. Precisamente ayer tuvimos consulta y como creo que ya se conoce el pastel, llegó todo chulo cola en alto y bastante tranquilo. No tuvimos que decirle dos veces que saliera del transportín: "Hola, Natalia. ¿Me rascas un poco antes de las agujitas?" ¿Y la sesión? Tranquila, relajada, ¡una maravilla! Ya os digo yo que Rumbo está feliz y nosotros también.

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Rumbo en una de sus primeras sesiones.
Por si a alguien pudiera servirle nuestra experiencia estamos a vuestra disposición para responder preguntas. Y tened en cuenta que entre las condiciones más tratadas además del manejo del dolor, dolencias articulares, artrosis y hernias como en nuestro caso la acupuntura puede ayudar en parálisis, ataxias, epilepsia, dermatitis, alergias, atopias, diarrea, estreñimiento, falta de apetito, megacolon, insuficiencia renal, incontinencia urinaria, otitis, problemas cardiacos, mejora del sistema inmune o mejora de la calidad de vida en pacientes geriátricos así como en trastornos emocionales y de comportamiento tipo agresividad, miedos o fobias, marcaje felino... Como veis, un complemento muy interesante a los tratamientos tradicionales aunque eso sí, siempre asesorados por un buen profesional.

Para terminar esta entrada, que espero os haya resultado interesante, solo me queda repartir agradecimientos: por supuesto a Natalia, esa veterinaria fantástica que nos acogió con los brazos abiertos desde el principio y que trata a nuestro Rumbo como un rey. Pero también a las chucherías Cosma de Zooplus ES, las favoritas de Rumbo, que hacen que cada visita sea... ¿Cómo decirlo? Más nutritiva entre premio va y premio viene. Y, por supuesto, al cubretransportín solidario de Esperanza Felina que puede parecer una tontería pero ayuda a que Rumbo viaje muuuuucho más tranquilo y sin cantar. ¡Puro relax!

Ronroneos y ¿habéis encontrado ya la aguja en el pajar? Digo... ¿En las fotos de Rumbo? ;)
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