Después de un tiempo de vacaciones y relax, en casa volvemos a la rutina. Pero que conste que, a pesar del descanso, estos días han sido de lo más intensos. Para empezar, ¡ha llegado la primavera! Dejamos atrás el reinado del invierno y, aunque parezca que el frío quiere quedarse con nosotros, no hay q
ue asustarse: ¡son los coletazos de un titán caduco! Lo cierto es que ya hemos entrado en la estación de las flores, con sus días tibios y cada vez más luminosos, con sus tardes para dormitar en la terraza, la mejor época del año para disfrutar de una siesta panza arriba al sol.
Como bien reza el refrán, "La primavera, la sangre altera", y yo he estado de lo más revoltoso. Para colmo tuve la genial idea de tragarme unas curdecillas que formaban parte de uno de mis juguetes... Yo no quería, pero empecé a mordisquearlas, a tirar de ellas, a rechupeteralas y el resultado fue que, glup, ¡me las tragué! Después del susto inicial que se llevaron mis humanos al darse cuenta de mi ingesta accidental de cuerpos extraños, decidieron que lo mejor era vigilarme y cambiar mi dieta a una con mucha fibra, aumentar mi dosis diaria de malta (¡Puaj!) y obligarme a hacer muchísimo ejercicio para ver si la naturaleza me ayudaba a expulsar lo que tan descuidadamente había permitido que entrara. Y la verdad es que funcionó (Ejem, ejem...)
Después de alguna que otra molestia, parece que lo peor ha pasado y que mi situación intestinal se ha normalizado pero, de todas maneras, me temo que la dosis extra de malta se quedará conmigo puesto que, gracias al buen tiempo, estamos de nuevo en época de muda. Y las dichosas bolas de pelo pueden ser también muy peligrosas... Noa está encantada con el plan, porque (como ya hemos contado en otras ocasiones) es una gata "maltadicta", pero yo, que no soporto esa pasta marrón, tendré que hacerme a la idea... ¡Ay! ¡Qué cruz! Y eso que somos gatos de pelo corto (como la mayoría de los lectores del blog, por lo que veo en la encuesta de este mes...)
En fin, os dejo, que es hora de una de mis sesiones maratonianas de ejercicio (entre la dieta y mi accidente con las cuerdecitas, ¡me voy a quedar hecho una sílfide!) A ver si convenzo a mi humana para que un día de estos nos pasemos al Pilates, que el aeróbic empieza ya a cansarme...