Casi dos semanas han pasado desde nuestra última entrada y el motivo de esta ausencia no han sido ni las vacaciones, ni el calor, ni la apatía. Lo cierto es que hemos estado atareados y con la cabeza en otro sitio porque la madre de Noa, que vive en el taller de nuestros abuelitos humanos por parte de humana, tuvo un accidente.
El día 9, bien tempranito, recibimos una llamada de la abuelita para decirnos que Pikachu había vuelto de su paseo matinal arrastrando una de las patas posteriores y desde ese momento empezaron los nervios y las prisas. Nadie sabía qué le había pasado. ¿Un atropello? ¿Una caída? ¿Una patada? El caso era que la pequeña estaba sufriendo. En la clínica veterinaria, el reconocimiento y las pruebas permitieron concluir que tenía el pubis roto y, aunque aparentemente no había más daños internos, era preciso esperar a ver cómo respondía la paciente. Y es que las 24 horas posteriores a un accidente son muy importantes para comprobar que los órganos internos, en este caso especialmente la vejiga y los riñones, no han sufrido ningún daño.
Por suerte, la evolución de Pikachu ha sido muy buena y ya está casi perfecta aunque un poco harta de tanto reposo, de tanto analgésico y de no poder salir a la calle. Nuestra abuelita humana por parte de humana dice que ya le gustaría ver a una persona con el pubis roto caminando a los tres días del accidente y haciendo vida casi normal. Y es que la celeridad de recuperación de gatos y perros es muchas veces sorprendente.
El caso es que, a pesar del susto, suponemos que Pikachu volverá a su vida de gata con acceso al exterior en cuanto esté recuperada del todo y esto nos provoca cierto resquemor porque somos conscientes de los peligros de la calle y de que este incidente es algo que puede repetirse. Pero Pikachu llegó a nuestra familia siendo ya gata callejera y quizá encerrarla para siempre en pos de su seguridad sería algo que no soportaría. Como veis, más allá de la lesión ósea, la situación nos replantea de nuevo un eterno dilema: ¿libertad con riesgos o protección a costa de todo? Aunque suponemos que esa, queridos lectores, ya será otra historia.