viernes, 14 de diciembre de 2007

Chiqui

El otro día comencé a presentaros a los miembros gatunos de mi familia y, siguiendo con esta labor, hoy le toca el turno a Chiqui, una hermana mayor de Noa (entiéndase de una camada anterior) que vive como gata única con mis abuelitos humanos por parte de humana (¡Los árboles genealógicos gatuno-humanos a veces son la mar de complicados!) Comparte con ellos un piso amplio con patio y terraza: vamos, que espacio no le falta. Esta linda gatita luce en su pelaje un estampado modelo vaquita, con sus manchas negras sobre blanco y, a pesar de ser de tamaño pequeño (puede que de ahí venga su nombre), tiene una energía imparable, siempre saltando de acá para allá. ¡No está quieta ni cuando duerme! Al margen de sus propios genes, que la convierten en una gata un pelín hiperactiva, es el entrenamiento que recibe cada noche con ayuda de mi abuelito humano el que intensifica esa actitud juguetona e incansable... ¡Os aseguro que con ese método gimnástico cualquiera mantiene la línea! En cuanto a su carácter, según mi modesta opinión, es una gata buena pero bastante gruñona: que me lo digan a mí, que el día que nos conocimos ¡no paró de bufarme! Eso sí, si le dejas un poco de tiempo, se le pasa la mala leche, aunque como la primera impresión es la que cuenta, ¡esta gatina te deja marcado para siempre!

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Maullidos, ronroneos e incluso bufidos. ¡Este es el lugar adecuado!

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