Enmarañada: así ni más ni menos es como pensamos que debería titularse la imagen protagonista de este post. Y es que el dulce y enredado personaje de factura impecable que os traemos hoy, mitad gata, mitad niña, fue localizado por nuestros humanos el pasado mes de marzo decorando un muro de la calle Salvador Giner de Valencia. Y lo cierto es que esta pintura urbana, de autoría por desgracia desconocida, llama la atención no sólo por su inmensa mirada felina ni por su estudiada pose infantil cuasi angelical, sino sobre todo por esa serenidad que logra transmitir al espectador a pesar de y en contraste con el agobio y la opresión que debe suponer permanecer atrapada por esos oscuros cables...
Posible metáfora monocroma de este mundo loco que desde hace un tiempo anda revuelto y nos embarulla con su descontrol, esta obra nos recuerda a través de esos inmensos ojos de gata que, aunque pueda parecer mentira, si mantenemos un poco de calma y de firmeza no hay mal que cien años dure ni embrollo del que, tarde o temprano, no podamos salir: un mensaje positivo a través del arte que puede ayudarnos, queridos lectores, a enfrentar con otra cara como poco el fin de semana.
Esa es la frase correcta enmarañada y bien enmarañada.Saludos de Merlina.
ResponderEliminarMe encanta! que pasada de ilustración, mola mil. Yo quierooooo
ResponderEliminarMe encanta!!
ResponderEliminarLa imagen vale la pena haberla descubierto y tus palabras optimistas son todo un acierto siendo lunes y con estos tiempos tan revueltos!!!!
ResponderEliminarRonroneos gatunos.
A mi me parece una intensa mirada con una mezcla de ingenuidad, dulzura y desamparo. ¡Inquietante obra y preciosa obra!
ResponderEliminarTambién me gusta mucho vuestra optimista interpretación.
¡gracias por descubrirlo!
Realmente es una mirada preciosa. Inocente, diría yo. Tierna.
ResponderEliminarBuen descubrimiento.
Besotes y miaus varios.
(también sabéis de arte??? Estos gatos de hoy en día....)