Dice nuestra humana que esta foto de Noa conmigo, dormidos y bien arrimaditos, le encanta porque habla por sí sola de arrumacos y ternura felina. Pero yo no estoy de acuerdo en absoluto. Estábamos cansados... Hacía frío... La manta polar estaba mullida... ¡Que un pequeño desliz cariñoso mientras se duerme puede tenerlo hasta el gato más pintado! Pero ¡no es lo que parece! ¿O sí? ¿Quizá niego lo evidente y en el fondo estaba compartiendo sueños con Noíta? Mmmmmm... ¡Qué dilema! Tendré que reflexionar sobre el asunto...
El caso es que mientras yo me dedico a meditar largo y tendido y a analizar la situación echando una cabezadita (Ejem, ejem...), no estaría de más que vosotros, queridos lectores, me ayudarais a superar el trance compartiendo vuestras opiniones sobre experiencias a la hora de dormir, ya sea juntos o por separado, que para gustos, colores. Y ya puestos, podríais contarnos a todos algún que otro sueño, que aquí estamos para escuchar y los sueños, sueños son. ¿Alguien se anima a compartir?