La gente suele celebrar con ilusión y alegría el primer día del año. En mi caso, yo prefiero reservar parte de esas energías para la segunda jornada de enero y quizá algún lector se pregunte por qué.
Resulta que el segundo día del año de hace ya seis mis humanos me encontraron en el albergue y decidieron adoptarme. Y desde entonces, no me cabe ninguna duda, mi vida y las suyas cambiaron. Fue un encuentro inesperado que nos unió para siempre y nos convirtió en una familia. "Cosas que pasan", pensarán algunos, sin llegar a comprender en su totalidad el sentimiento que embarga a los adoptados y adoptantes como nosotros cuando recordamos ese momento en el que nuestras vidas viraron su rumbo.
Por si queréis conocer más detalles sobre mi historia, os dejo este enlace:
¡Felicidades por esos seis añazos!
ResponderEliminarMe parece mucho mejor celebrar esto, que celebrar el comienzo de otro año insulso más.
Muchas felicidades!!! Y a seguir así de guapo.
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