Agazapado entre las nubes...

Una tonada triste flota hoy en nuestra Gatera... Porque Nino, el peque de Cafés en solitario, ya no está. Nos dejó un poco a todos ayer cuando, por la mañana, partió hacia el cielo de los gatos entre los brazos y el cariño de los que más le querían. Y algo así siempre deja huella.

Con el tiempo se impondrán recuerdos cálidos y delicadas sonrisas. Pero ahora, con el agridulce sabor de la pérdida aún tibio, toca enfrentarse a la ausencia, hacerse a la idea de que ya no volverá y seguir adelante porque la vida, irrefrenable, nunca da tregua y no espera a nadie...

A pesar del lógico dolor, queda el consuelo de que Nino, en su viaje por este mundo, disfrutó en sus últimos meses de una vida plena y llena de amor y de una familia humana y gatuna que le quiso con locura. Y si valoramos la existencia por la calidad y no por la cantidad, Nino fue un gato de lo más afortunado. La otra cara de la moneda la representa el duro instante del adiós, porque cuando hablamos de los seres que estimamos nunca es suficiente. Pero la parca no entiende de prórrogas y, a pesar de llegada la hora, siempre resulta inoportuna...

Como Nino, muchos son los animales queridos que se nos van de forma más o menos inesperada y tanto ellos como sus familias merecen nuestro respetuoso recuerdo. Porque la sensación de vacío que nos dejan al marchar es grande, tanto que a muchos humanos les resulta incluso inconcebible. Pero, para bien o para mal, cada vez somos más los que sí comprendemos ese sentimiento que nos embarga al descubrir la pérdida de un amigo, independientemente de su especie... Y es que el duelo por un animal es algo tan lícito como necesario y si alguien os dice lo contrario es porque no sabe querer.

Y así, desde que la muerte, serena y sigilosa, se lo llevó, la blogosfera está un poco más triste por tener que despedir a este benjamín felino... Menos mal que, tras las lágrimas, a todos nos quedará el consuelo de mirar al cielo y sonreír sabiendo que Nino ya juega junto a otros que le precedieron entre las blancas y suaves nubes y que nos observa, entre paciente y divertido, agazapado desde alguna ellas...