Estamos en julio y los calores ya llevan tiempo sintiéndose por nuestro levante con su rigor habitual, tanto que esta mañana nuestros humanos han pasado un rato en la playa aunque solos, que a nosotros nos han dejado en casa. Y no es que nos moleste quedarnos aquí, que estamos más que acostumbrados, pero en esta ocasión el reproche es inevitable porque veréis: ¿para cuándo las playas para gatos?
Precisamente hace unos días varios medios de comunicación dedicaron algunos espacios a hablar de las zonas de baño para perros habilitadas a lo largo y ancho de nuestras costas y a mí me dio por pensar... ¿qué pasa con los felinos? ¿No tenemos derecho a divertirnos a la vera del mar? Y es que si hubiera playas para gatos podríamos correr, saltar y jugar. Un momento, que eso ya lo hacemos sin necesidad de ir a ningún sitio especial. Bueno, otra alternativa sería nadar y bucear, que los gatos somos excelentes nadadores, aunque me da que eso de mojarnos el pelo con agua salada y después lavarnos a lengüetazos debe dar mucha sed. ¿Y entonces? Podemos comer helados pero es que están tan fríos... ¿Y jugar con las algas? Puaj, que están blandujias... ¿Hacer surf y perseguir olas? En un par de afilados me quedaría sin tabla... ¿Jugar a la pelota hinchable? Con las zarpas tan afiladas después de lo del surf, un plof y adiós... ¡Uo, uo, uo! Llegados a este punto muchos pensaréis ¿para qué bigotes serviría crear playas para gatos? Pues a pesar de todo lo dicho yo lo tengo claro: ¡para disfrutar de un gran cajón de arena con vistas! ¡Si es que de solo pensar en la arena finita y suave dan ganitas de escarbar, descomer y tapar! ¿A que sí? Ains, arenal de mis amores... Aunque me estoy dando cuenta de un detalle importante porque compartir intimidad y momentos All-Bran con bañistas, pase, pero ¿y las gaviotas playeras? Que son chillonas, ladronzuelas y encima vuelan. Estooo... Hale, mejor pasamos de la playita, dejamos la orilla del mar para humanos, perrunos y pajarracos y los gatos nos quedamos conquistando internet desde nuestros ordenadores y usando los areneros de casa donde nada ni nadie te pega un picotazo mientras haces pis. ¿Estamos?
Dicho esto vamos a lo que vamos que pensando en arena casi se me va el santo al cielo cuando de lo que quería hablaros en realidad era de bolsas de playa, en concreto de la que mis humanos han lucido hoy. ¿La veis en la foto? ¿A que es bonita? Pues encima de práctica, resultona y felina ¡es solidaria! Sí, sí, habéis leído bien, que nuestra humana la compró junto a otras cositas para colaborar con la protectora Gatos del Jardín Botánico de Valencia hace un par de meses y hoy por fin ha podido estrenarla. Y así, como más vale tarde que nunca, he aquí nuestro agradecimiento a esta protectora por su magnífica labor con esta colonia de gatetes que residen en el centro de la capital del Turia y a la que da gusto visitar. Y ya puestos, nuestra recomendación para que les hagáis algún encargo, que venden cosas preciosas, envían a domicilio y tienen muchas boquitas que alimentar. Así que ánimo y a comprar, que es por una buena causa. ¿Alguien se anima?
Precisamente hace unos días varios medios de comunicación dedicaron algunos espacios a hablar de las zonas de baño para perros habilitadas a lo largo y ancho de nuestras costas y a mí me dio por pensar... ¿qué pasa con los felinos? ¿No tenemos derecho a divertirnos a la vera del mar? Y es que si hubiera playas para gatos podríamos correr, saltar y jugar. Un momento, que eso ya lo hacemos sin necesidad de ir a ningún sitio especial. Bueno, otra alternativa sería nadar y bucear, que los gatos somos excelentes nadadores, aunque me da que eso de mojarnos el pelo con agua salada y después lavarnos a lengüetazos debe dar mucha sed. ¿Y entonces? Podemos comer helados pero es que están tan fríos... ¿Y jugar con las algas? Puaj, que están blandujias... ¿Hacer surf y perseguir olas? En un par de afilados me quedaría sin tabla... ¿Jugar a la pelota hinchable? Con las zarpas tan afiladas después de lo del surf, un plof y adiós... ¡Uo, uo, uo! Llegados a este punto muchos pensaréis ¿para qué bigotes serviría crear playas para gatos? Pues a pesar de todo lo dicho yo lo tengo claro: ¡para disfrutar de un gran cajón de arena con vistas! ¡Si es que de solo pensar en la arena finita y suave dan ganitas de escarbar, descomer y tapar! ¿A que sí? Ains, arenal de mis amores... Aunque me estoy dando cuenta de un detalle importante porque compartir intimidad y momentos All-Bran con bañistas, pase, pero ¿y las gaviotas playeras? Que son chillonas, ladronzuelas y encima vuelan. Estooo... Hale, mejor pasamos de la playita, dejamos la orilla del mar para humanos, perrunos y pajarracos y los gatos nos quedamos conquistando internet desde nuestros ordenadores y usando los areneros de casa donde nada ni nadie te pega un picotazo mientras haces pis. ¿Estamos?
Una bolsa resultona, gatuna y solidaria ;) |
Dicho esto vamos a lo que vamos que pensando en arena casi se me va el santo al cielo cuando de lo que quería hablaros en realidad era de bolsas de playa, en concreto de la que mis humanos han lucido hoy. ¿La veis en la foto? ¿A que es bonita? Pues encima de práctica, resultona y felina ¡es solidaria! Sí, sí, habéis leído bien, que nuestra humana la compró junto a otras cositas para colaborar con la protectora Gatos del Jardín Botánico de Valencia hace un par de meses y hoy por fin ha podido estrenarla. Y así, como más vale tarde que nunca, he aquí nuestro agradecimiento a esta protectora por su magnífica labor con esta colonia de gatetes que residen en el centro de la capital del Turia y a la que da gusto visitar. Y ya puestos, nuestra recomendación para que les hagáis algún encargo, que venden cosas preciosas, envían a domicilio y tienen muchas boquitas que alimentar. Así que ánimo y a comprar, que es por una buena causa. ¿Alguien se anima?
Bueno aqui playita nada pero tomo el son a tripita pelada en el balcon y mi papi me tre aguita para el calor .Maulliditos
ResponderEliminarBueno, el caso es pasárselo bien, ¿no? Eso sí, el solete con moderación, no vayas a quemarte la pancita pelada y la hemos liado.
Eliminar¡Ronroneos, Merlina!