Me parece haber visto un lindo ¿tuertito?

Resulta que en casa tenemos, desde hace unos días, a un acogido al que todos reconoceréis, queridos lectores, porque, no hace mucho tiempo, os lo presentamos en nuestro blog. Efectivamente, se trata de Deux II que ocupa, desde el viernes pasado, nuestra habitación de invitados. Noa y yo no estamos demasiado conformes con el recién llegado, pero no nos queda otra salida que gruñir lo justo, bufar un poco y salir corriendo cuando las cosas se ponen feas. Mis humanos nos dicen que tenemos que darle una oportunidad, que va a estar en casa mientras encuentra a la familia que le espera, que esto y que aquello... Pero el caso es que este enano se come mi comida, juega con mis juguetes y acapara demasaidas atenciones y como, la verdad, esto no me gusta un pelo, he decidido hacer campaña para que encuentre pronto un hogar estupendo al que mudarse cuanto antes (Ejem, ejem...)

Si nos limitáramos a describir a este chicarrón de cuatro meses en el plano físico, tendríamos que contaros que Deux estuvo muy enfermo y que, aún hoy, una vez recuperado y fuera de peligro, arrastra, por desgracia, evidentes secuelas: muchos ya sabréis que perdió uno de sus ojos en su batalla particular contra los calicivirus y, aunque se le pudo salvar el otro, aún falta tiempo hasta que vuelva a tener una mirada totalmente limpia, pues una especie de tela deshilachada enturbia ligeramente el ojo que le queda. Además, es víctima constante de lagrimeo, estornudos y secreciones nasales. Que conste que os digo todo esto no para asustaros sino porque es lo que hay, pero, como dicen mis humanos, el carácter de este pequeño torbellino rubio hace que te olvides, al minuto, de su guiño peculiar y que, armado con un paquete de pañuelos, te decidas, sin dudar, a seguir su ritmo imparable. Y es que Deux no puede dejar indiferente a ninguna persona que quiera a los animales, pues es fuente inagotable de diversión, risas, trastadas y mucha acción. Para terminar su retrato os diré que tiene un apetito voraz, un maullidito medio y unas enormes ganas de vivir. ¿Qué más se le puede pedir a un compañero felino?

Si alguno de vosotros se ha enamorado de este pequeño y considera que puede ofrecerle el lugar que merece en su casa y en su corazón (sobre todo en su casa, para que Noa y yo podamos recuperar el cuarto de invitados a la hora de la siesta), puede ponerse en contacto con nosotros en nuestro mail (gateraderumbo@gmail.com) y, con mucho gusto, os explicaremos qué hacer para que este rubiales pueda formar parte de vuestra vida.