Hoy os voy a contar una historia con héroe incluido. Resulta que había una vez una pequeña familia que vivía con un gato algo tímido pero bonachón de los pies a la cabeza. Un buen día, la madre estaba en casa con su niña de menos de un mes y el hijo de una vecina al que estaba cuidando. Era temprano cuando llegó el momento de atender a la bebé. La madre entró en el dormitorio, dejando al gato fuera para que no enredase demasiado mientras aseaba y arreglaba a su hija. El gato ya se había acostumbrado a la rutina impuesta por la llegada de la bebé y respetaba con paciencia esos momentos de puertas cerradas. Pero ese día no fue así: desde el otro lado de la puerta la madre podía escuchar los maullidos y golpes del gato. No paraba de arañar y saltar, insistiendo como un desesperado, brincando contra el cristal de la puerta como si le fuera la vida en ello. La madre se asomó a ver lo que ocurría con toda la intención de regañar al inquieto felino pero, al abrir la puerta lo olió: ¡humo! En la habitación de enfrente se había declarado un incendio y el gato estaba tratando de avisarles. Rápidamente, la madre cogió a su bebé y al otro niño y escapó de aquella trampa seguida por su pequeño salvador que, una vez que comprobó que su familia estaba en la calle, se alejó corriendo del peligro, respondiendo a su instinto de supervivencia, y no volvió a aparecer hasta varias horas después, cuando ya los bomberos habían dejado el escenario de nuestro drama...
Debo reconocer que me encanta contar esta historia y que me encanta que me la cuenten, porque para nosotros tiene un significado muy especial. Espero que no creáis que se trata de una historieta más; lo cierto es que lo que os he contado ocurrió en realidad. Fue el 5 de diciembre de hace años en un pueblo de Murcia. El gato protagonista se llamaba Gato, así, con mayúsculas y estad seguros de que, en vez de tratar de avisar a su humana, podía haber escapado por el patio de la casa, siguiendo la ruta que cada día le permitía recorrer los tejados de los alrededores. Pero el caso es que no lo hizo y, gracias a su valor, consiguió salvar a su humana y a su bebé, sacudiéndose con esta hazaña el sambenito de traicioneros y egoístas que tenemos los gatos allá donde vamos. Yo sé todo esto y lo sé de muy buena tinta, porque la bebé y la madre que fueron salvadas de la asfixia y las llamas no son otras que mi humana y mi abuelita, que nunca han olvidado que aquel frío día de finales de otoño su ángel de la guarda tuvo bigotes y unos enormes ojos verdes.
¡¡¡ Que bonita historia Rumbo !!!
ResponderEliminarMi palo que es un poco llorona pero solo en la intimidad (dice que esas palabras le recuerdan a un presi de gobierno, ¡¡¡ esta mas tontona !!!) se le han saltado las lagrimas...ella dice que de la emoción, yo se que l@s gat@s y sus cosas le apasionan...las galguitas tambien...
¿Nos dejas que lo pongamos en mi rincón de La galga lluenta?
Es que es una historia bonita de verdad... y sale tu humana de guapa con su faldón y su gorrito a juego...
Besitossssssssssssssssss
Muchas gracias, Galga bonita, por tus palabras. Y por supuesto que puedes publicar la historia de Gato en tu rincón! Será un honor! :)
ResponderEliminarQué historia... se nos han erizado los pelos y todo, y a mami también.
ResponderEliminarNos hemos quedado sin palabras. Miau!
Ronroneos.
wow, la historia me ha encantado y la ultima foto es fenomenal. todo un héroe, y hermoso además, Gato.
ResponderEliminarPreciosa historia, Gato es un orgullo para todos los felinos del mundo.
ResponderEliminarLeyendo tu historia se tira por tierra el argumento de los no amantes de los gatos que les llaman animales interesados.
Que historia tan bonita Rumbo,que valiente Gato y que fiel a sus mami que fué.
ResponderEliminarSiempre pones la piel de gallina leer estos casos,ya que gracias a algún colega, nuestros humanos han sido rescatados más de una vez hasta de la muerte.
Te mando un lameton muy grande y uno tambien para tu humana ;)!
¡¡Me ha encantado la historia!! ¡¡Qué bonita!! Es cierto que avisan de las cosas. A mí Merlín me avisó un día que me había dejado la puerta abierta y otras veces cuando tengo algo al fuego, me avisa Bombay de que se va a salir el agua o está a punto de quemarse algo... ¡Es impresionante! Y luego hay que oír cosas como "pero si son animales, no hay que tratarlos como otra cosa".
ResponderEliminarGracias por compartir esa historia.
¡¡Feliz Navidad!!
Tanakil.
Que bella historia y que fortuna tener un angel con bigotes.
ResponderEliminarAbrazos
Ro
Me lo comia a besos!! que história tan fantastica, es emocionante.Me has recordado a una gatita que tuve que defendia a mis hijos. No toleraba que nadie les levantara la voz.Un saludito.
ResponderEliminarCreo que es la anécdota que toda loca de los gatos quisiera haber vivido. ¡¡Tener un gato salvador!!
ResponderEliminar¡¡Qué buena suerte!!