Aquí os dejamos, queridos lectores, esta fotografía de Elmo en pleno salto, captada el otro día mientras nuestro pequeño rubiales intentaba escapar del a veces indiscreto objetivo de nuestro humano. Y es que dicen por ahí que fotografiar gatos es, en ocasiones, una tarea complicada, especialmente cuando, como en el caso de Elmito, el modelo no está por la labor de aparecer en la foto. Aunque también es cierto que, en la mayoría de los casos, los resultados de una sesión fotográfica con protagonista felino, aunque inesperados, pueden ser altamente gratificantes (Ejem, ejem...)
Un fantasma por Halloween :)
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[image: Rumbo Gato Gatera Fantasma Catnip]
Rumbo y nuestro fantasma. ¡Buuuuu!
En las casas con gatos solemos tener de todo, de lo que tenemos no nos
fal...
En la Avenida del Alcalde Lorenzo Carbonell, en uno de los muros perímetrales del recinto del I. E. S. Figueras Pacheco de Alicante, descubrieron hace unos días mis abuelitos humanos por parte de humana este retrato de chica con gato del que ya nos han enviado unas fotos. El caso es que desde hace unos años, este muro se utiliza y reutiliza como lienzo en el que crear y exponer murales de lo más diverso que, con el tiempo, ceden su lugar y su existencia a nuevos artistas y nuevos diseños en un ciclo continuo de arte urbano.
Ya sé es que los accidentes ocurren, pero este me ha costado a la tierna edad de seis años uno de mis maravillosos 30 dientes, convirtiéndome en un mellado con todas las letras. Menos mal que los gatos no usamos ni lucimos demasiado los incisivos porque para masticar empleamos los molares y porque, salvo en rarísimas ocasiones, evitamos sonreír por motivos más que obvios si os fijáis un momento en la foto de Noa que acompaña esta entrada. Pequeña e inexperta, fue pillada e inmortalizada en pleno intento de sonrisa felina, siendo el ejemplo perfecto de porqué los gatos no solemos sonreír.
¿Sabíais que los gatos nacemos sin dientes, pasamos a 26 dientes de leche durante los primeros meses y después a 30 piezas permanentes? Así, la diferencia numérica entre una dentadura de gatito y una de gato adulto la marcan los cuatro molares, ausentes en la etapa de leche y que nos salen a partir del cuarto o quinto mes como colofón del cambio de dientes.





Me llamo Rumbo y soy un gato urbanita que comparte sus experiencias cotidianas y sus reflexiones felinas con todo aquel que quiera leerlas. ¿Os animáis?











