miércoles, 28 de noviembre de 2007

La gravedad

Los gatos torpes no son habituales a causa de ese equilibrio innato que nos permite deambular por casi cualquier superficie evitando tropezar con el más mínimo objeto. Por eso muchos humanos os preguntaréis el motivo por el que de vez en cuando nos dedicamos a tirar al suelo cualquier cachivache que encontramos a nuestro alcance. La respuesta es obvia: ¡nos encanta la cara de fastidio que ponéis! No os engañéis, lo hacemos aposta para disfrutar de un malicioso momento de gloria. Nos divierte molestaros tirando al suelo la infinidad de cosas que dejáis a nuestro alcance: figuritas, vasos, llaveros, libretas, bolígrafos, gafas, carteras, etc. Un gato experimentado es consciente de que el juego se vuelve mucho más interesante cuanto más frágil es el objeto a lanzar. A causa de esto y gracias a la llegada de las nuevas tecnologías nuestras presas favoritas han pasado a ser chismes como los mandos de la tele, los teléfonos móviles, los reproductores de MP3 o las PDA’s.

Las versiones para esta travesura son múltiples pero en mi opinión la escaramuza brillante con la que un gato rebasa los límites del placer es esa en la que nos dedicamos a empujar lentamente con la patita y sin demasiada prisa, así como si estuviéramos desganados, el objeto seleccionado hasta el borde del abismo (entiéndase de una mesa, escritorio o similar) Es necesario hacer el ruido suficiente para que los humanos que están cerca se den cuenta de que algo no va bien. En el momento fatal en el que algún desdichado nos descubre y comprende lo que está a punto de ocurrir lo importante es no perder la calma, echarle una mirada de inocencia total, asestar el golpe definitivo y... ¡crash! La diversión está garantizada. Por supuesto, lo que toca una vez llegados a este punto es salir corriendo en busca de un escondite en el que poder reírnos a gusto (Ji, ji, ji)

Por cierto, mi humana dice que esta travesura tan habitual demuestra que un tal Newton y sus teorías sobre una cosa llamada gravedad le tienen mucho que agradecer a los gatos. Yo no sé muy bien a qué se refiere, pero me documentaré sobre el asunto, a ver si resulta que a la comunidad felina le corresponde alguna recompensa a causa de tan gran descubrimiento!

1 comentario:

  1. Pues nada, después de mucho leer me temo que el tal Newton no agradece en ningún momento la colaboración de los gatos en el avance de sus investigaciones: ¿podéis creer que todo el mérito se lo lleva una mísera manzana?

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Maullidos, ronroneos e incluso bufidos. ¡Este es el lugar adecuado!

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