El poder gatuno (o cat power para los más internacionales) es ese don especial que tienen los gatos para conseguir aquello que se proponen de un humano invirtiendo la mínima cantidad de energía posible. Cada pequeño minino tiene mil maneras de ejercer su control. Sólo hay que observar al objetivo unos instantes para decidir la estrategia a seguir. No es magia, es simple psicología adaptada a cada situación. Las tácticas son innumerables: maullidos lastimeros que consiguen que os levantéis de la cama; sentadas silenciosas que logran que una puerta cerrada se abra; miradas persuasivas que os provocan y hacen que vengáis a atendernos; caricias ocasionales de las que conseguimos que seáis dependientes... Los que tengáis gato sabréis a qué me refiero. Yo soy experto en muchas de estas artimañas, pero debo quitarme el sombrero ante la capacidad de Noa para poner ojitos. El poder de esta gata a ese nivel es impresionante: es una maestra entre las maestras y hay que reconocerlo. Para muestra, un botón. ¿Quién podría resistirse?
A estas alturas, permitidme que os dé un consejo, queridos lectores. Nada podéis hacer para ir contra la corriente que marcan vuestros gatos. Así que dejaros llevar y seguid echándonos comida cuando os lo pidamos, jugando con nosotros cuando nos apetezca, rascándonos cuando nos venga bien y cumpliendo nuestros deseos con diligencia: es una recomendación sencilla que hará que nuestra convivencia sea mucho más gratificante... Ejem, ejem...
A estas alturas, permitidme que os dé un consejo, queridos lectores. Nada podéis hacer para ir contra la corriente que marcan vuestros gatos. Así que dejaros llevar y seguid echándonos comida cuando os lo pidamos, jugando con nosotros cuando nos apetezca, rascándonos cuando nos venga bien y cumpliendo nuestros deseos con diligencia: es una recomendación sencilla que hará que nuestra convivencia sea mucho más gratificante... Ejem, ejem...
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Maullidos, ronroneos e incluso bufidos. ¡Este es el lugar adecuado!