El miércoles estuve en el veterinario para cumplir con el chequeo de rigor. Es solamente una vez al año, pero ¡qué poco me gusta! El primer problema es que para ir a la clínica, tengo que montar en coche y a mí la velocidad me estresa. Así que para relajarme me dedico a cantar bien fuerte durante todo el viaje ("Miaaaaaau miaaaaaau marramiauuuuuuuuu") Y es que yo creo fielmente en eso de que "El que canta, su mal espanta", aunque mis humanos tengan una opinión diferente...
Una vez que estás en la consulta, supongo que muchos ya sabéis cómo va esto: el veterinario te saluda y te invita a salir del transportín (en mi caso, volcándolo...) Después de este contacto inicial, el susodicho médico se dedica a sobarte un rato, a abrirte la boca, a mirarte muy fijamente a los ojos y a meterte un chisme frío por las orejas. Cuando crees que la cosa no puede empeorar, llega el momento de las vacunas: menos mal que el pinchazo no duele, porque la verdad es que la aguja ¡impresiona! Después de aguantar tantas perrerías sin decir ni "Miu", yo creía que me escapaba con un 10 en estado físico y en comportamiento, pero llegó la hora de enfrentarme a la temida báscula. Y aquí, por supuesto, suspendí. El caso es que he engordado un poquito desde la visita del año pasado y ahora me han puesto a dieta. Me he quedado sin chucherías y con la cantidad de pienso medida y controlada. ¡Mala suerte la mía!
Mis redondeces naturales (Ejem, ejem...) han provocado que, además del racionamiento alimenticio, sea el momento de intensificar mi actividad física matinal y vespertina. Mi humana dice que va a comprar un vídeo de esos de gimnasia y que haremos los ejercicios juntos. Seguro que Noíta se apunta voluntariamente a la tortura: las chicas son así... Como veis, he sido sometido vilmente por la "Operación biquini" imperante entre las féminas de mi casa. ¿Sobreviviré a los estragos que el destape primaveral provoca o sucumbiré en el intento de perder algo de peso? Ya veremos...
Suerte con tu dieta... y tomatelo con calma... a la larga o a la corta la mayoría de los gatitos domesticos pasan por eso.... :)
ResponderEliminarGracias por los ánimos, Dark Euridice. Me lo tomaré con filosofía!
ResponderEliminarOh no! La tiranía de las dietas!! Con lo lindo que son los gatos "redondos" jejeje
ResponderEliminarBesotes!!
¿Y no te toman la temperatura? (que al hacerlo además sirve para ver si tienes bichitos)... ¡Eso es lo que más odiamos!!!
ResponderEliminarTe deseamos mucha suerte con la dieta.
Los Gatos Malcriados
Ay, Tranquilita! No me hables de termómetros... Mejor olvidar esa parte...
ResponderEliminarY sí, Gata Lola, yo también pienso que en lo moderadamente redondo está lo bello, pero ¿qué le vamos a hacer?
Por cierto, tengo hambre :(