Para un gran número de humanos, el veranito es sinónimo de descanso y relax. Llega el calor y es el momento ideal para pasar unos días en la playa, en la montaña o allá donde se tercie, disfrutando así de una merecida terapia frente a la rutina que contamina sus vidas día a día. Pero, lamentablemente, las vacaciones de verano coinciden también con un importante repunte de abandonos de mascotas que por un motivo u otro se convierten en un molesto estorbo al llegar estas fechas. Bueno, lo cierto es que estos pobres nunca debieron encajar en la casa a la que llegaron, porque aquellos gatos y perros que convivimos con auténticas familias nunca nos vamos a ver en situciones como la del típico viaje sin retorno que muchos desgraciados de cuatro patas padecerán a lo largo de estos meses estivales.
Todo abandono es cruel, pero el abandono en carretera constituye una condena de terrible desenlace casi inevitable. Que te bajen del coche y se marchen así, sin mirar atrás, mientras a uno se le queda cara de desconcierto al principio, de pánico después... Algunos se dan cuenta enseguida de lo que ocurre y comienzan a caminar para dejar atrás su presente hasta que un descuido los convierte en una víctima más del tráfico... Otros, comprendiendo su situación, se limitan a sentarse para ver llegar a la muerte salvadora que les arrancará de un golpe de ese infierno de asfalto... Muchos son los que no entienden qué les ha ocurrido y permanecen horas, días, semanas, esperando anhelantes en la ardiente cuneta a que vuelvan a buscarles mientras el tiempo, el hambre y el calor consumen sus vidas...
Anoche, cuando mis humanos regresaban a casa, se toparon con un pequeño perro que estaba sentado en mitad de un puente que conecta unas cuantas vías de varios carriles y que desemboca en una inmensa rotonda. Al verle allí, indefenso ante los coches, pararon y trataron de cogerle, pero el pequeño estaba asustado... Los vehículos pasaban y todos corrían peligro al tratarse de una zona oscura en la que ninguna farola alumbraba los vanos intentos de mis humanos por coger al perrillo. Este, totalmente desorientado, cruzaba la carretera de un lado a otro esquivando a los coches que por suerte, a esas horas, eran pocos. Al final llegó a una especie de terraplén y desaparció. Mis humanos le llamaron, volvieron con el coche para tener un poco de luz y recorrieron todos los carriles de la zona esperando encontrarle... No fue así. Hoy van a volver, esperando que el perrete haya encontrado un refugio y que la luz del día les permita localizarle y traerle a casa. Veremos si hay suerte... Os cuento esto porque el animalillo se hallaba en un punto de difícil acceso, con visibilidad escasa aún siendo de día, en el que parar es un peligro. La única manera de llegar hasta ahí es en coche o recorriendo una buena distancia y cruzando un buen número de carriles desde las viviendas más cercanas... ¿Qué hacías ahí, perrillo? ¿Cómo llegaste? ¿Por qué te tumbaste en mitad de la calzada? ¿Qué estabas esperando?
Las vacaciones deberían ser días felices en los que las familias al completo disfrutasen del tiempo libre que pueden dedicarse unos a otros. ¡Y he dicho al completo! Algunas mascotas son buenas viajeras y se apuntan a cualquier plan: cada vez son más los hoteles y alojamientos que aceptan perros y gatos entre sus residentes. Otros, entre los que nos incluyo a Noa y a mí, preferimos quedarnos en casa porque no nos gusta cambiar de aires: en este caso, siempre se puede encontrar a alguien que nos venga a hacer una visita para ponernos agua y comida o a algún familiar o amigo que nos acoja en su casa por unos días. No necesitamos nada más. ¿Es tan difícil ser responsable?
Por desgracia, miles de amigos van a descubrir que viven con gente a la que sí les resulta complicado mantener su parte en ese acuerdo maravilloso que se sella entre humano y animal cuando deciden compartir sus vidas. De repente llega el fin de este compromiso y sin ningún tipo de conciencia ni remordimiento, se le concederá un cruel final al siempre fiel compañero. Y es que él o ella nunca lo harían... Muchos, como el perro de anoche, se convertirán en animales de cuneta, de esos que nos encontramos atropellados kilómetro a kilómetro o muriendo de hambre y de sed atrapados por el terror y el tráfico. Algunos escaparán a la ejecución que les depara la mala voluntad de las personas que les dejaron allí (¡esperemos que sean muchos!) pero otros no lo conseguirán... Vayan por esos desdichados estas palabras... Como un réquiem por su triste final... Descansen en paz, en arcenes y medianas, pero al fin en paz.
" el abandono en carretera constituye una condena de terrible desenlace casi inevitable".
ResponderEliminaresto es muy triste...
Cierto, Gata Lili, es muy triste. Pero por desgracia es la realidad que van a padecer demasiados compañeros...
ResponderEliminarPor cierto, mis humanos estuvieron buscando al perro que vieron anoche en la carretera y no encontraron ni rastro... Esperemos que allá donde esté, esté bien...
Me pone tan tan mal lo que estás contando... siempre que pienso en la gente que abandona animales me da una bronca incontrolable.
ResponderEliminarIgual, yo creo que todo se paga en esta vida, si haces algo asi con alguien, de algun modo el mal te vuelve. No por una cuestion de culpa y castigo, sino por una cuestion de equilibrio natural... :)
Ojalá encuentren el perrito ese abandonado... eso al menos sería una buena noticia... :)
Nosotros pensamos lo mismo, Dark Euridice: quien hace el mal recibirá su merecido. Pero eso no es demasiado consuelo ante la cantidad de abandonos que padecemos cada día... Sea como fuere, tengamos esperanzas: ¡algún día la balanza estará de nuestra parte!
ResponderEliminarTienes razón, Gatera. Malu es una verdadera madraza.
ResponderEliminar¡¡¡ Que pena más grande !!! Son tantos los abandonos que los albergues estan saturados y la cosa sigue y sigue.
ResponderEliminar¿De que pasta esta hecho el ser humano?
¡Hay gatera de Rumbo, que escrito tan bonito has hecho en honor a tod@s es@s pobres abandonados!
No se si esa gente tendrá su merecido,pero para el pobre perrit@ o gatit@ no es consuelo.
Ojalá ese chiquitín haya sido encontrado por alguien sensible que haya hecho algo por él.
¡Ojalá, Galga!
ResponderEliminarVaya qué cosas, el abandono de mis amigos animalitos me pone muy mal.
ResponderEliminarTe agradezco Rumbo por pasar a saludar a mi madriguera on line.
='·'=
Me ponen los pelos de punta estas cosas sólo con leerlo e imaginarlo.
ResponderEliminarNo puedo con cosas así.
Un besito.