miércoles, 11 de agosto de 2010

El golpe de calor

Ya sabemos que las altas temperaturas estivales pueden tener más o menos efecto sobre nosotros y sobre nuestra actividad diaria, queridos lectores de cuatro patas (Precisamente de eso va nuestra encuesta de este mes. ¿Habéis votado ya?) Pero una cosa bien distinta e infinitamente más peligrosa a este frecuente e inocuo aplatanamiento veraniego es lo que conocemos como golpe de calor.

El golpe de calor es una subida rápida e incontrolada de nuestra temperatura corporal que puede acabar con el gato o perro afectado en pocos minutos. Se produce habitualmente en épocas calurosas y con humedad elevada, cumpliéndose precisamente ambos requisitos en verano. El riesgo de ser víctima de esta clase de colapso es aún mayor si nos encontramos en espacios reducidos y mal ventilados como un coche, un balcón o un transportín.

Quizá os resulte curioso pero los perros y los gatos no sudamos más que por las almohadillas de nuestras patas. Así, nosotros utilizamos la respiración y el lamido para regular nuestra temperatura y por ello, cuando tenemos mucho calor, jadeamos y nos lamemos el pelaje. Por desgracia, ni el jadeo ni el lamido son tan eficaces como el sudor a la hora de regularnos y ante una situación extremadamente calurosa es fácil que nuestra temperatura se dispare.

¿Qué síntomas deben dar la voz de alarma? Una temperatura corporal elevada, mucosas oscuras, jadeo excesivo, temblores, descoordinación, tambaleo, pérdida de la consciencia, vómitos, diarrea... Ante un cuadro semejante, hay que tratar de bajar la temperatura del animal afectado inmediatamente llevándole a un lugar fresco, remojando con agua fría su cabeza, cuello, axilas e ingles e intentando que beba pero sin obligarle en ningún momento. Nunca deberemos envolverle con toallas húmedas ni refrescarle con agua helada, pues podríamos agravar el cuadro descrito. Y, por supuesto, una vez remojado, deberéis acudir de inmediato a la clínica veterinaria más cercana, incluso si después de vuestras medidas de urgencia el perro o gato parece recuperarse con normalidad, para descartar cualquier posible daño interno y para que se le administre la medicación adecuada.

Evitar este tipo de incidentes está en vuestras manos, queridos lectores. ¿Cómo? Ofreciéndonos agua fresca y limpia y asegurándoos de que la bebemos (como está haciendo Elmo en la foto que abre esta entrada), no dejándonos en el coche si viajamos con vosotros, no encerrándonos en habitaciones o espacios reducidos y calurosos, evitando las horas del mediodía si salimos a la calle, no permitiendo que nos quedemos demasiado rato al sol, etc. Como veis, se trata de unas medidas lógicas y muy sencillas con las que podremos prevenir sustos que muchas veces y por desgracia terminan resultando fatales.

Por si queréis saber más sobre el tema, os dejamos un par de enlaces bastante interesantes:

3 comentarios:

  1. Gracias por indicarnos estos consejos tan buenos, que seguro utilizaremos, pues pasamos mucho calor!!!, solamente tenemos ganas de dormir y de ejercicio muy poquito...
    Maullidos para Noa, Rumbo y Elmo, de nosotras 3:
    Isis, Dana y Winona.

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  2. Como vivimos en una ciudad donde el calor es permanente, siempre tenemos cacharros con agua fresquita en diferentes lugares de la casa. Los mininos pasean por la mañana en el patio, duermen durante las horas de sol y salen por la tarde nuevamente a mirar la puesta de sol.
    Besos
    Ro

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  3. ¿Qué tal eso de beber en la fuente? Mami está indecisa... no sabe si comprarnos una o qué :S

    Ronroneos

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Maullidos, ronroneos e incluso bufidos. ¡Este es el lugar adecuado!

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