Cada mañana, Noa y yo empezamos el día dedicándonos en cuerpo y alma a una de nuestras aficiones favoritas: cotillear por la ventana. Desde nuestra atalaya estratégicamente situada podemos ver todo lo que ocurre en nuestra calle. Cuál no sería nuestra sorpresa cuando, al asomarnos hace un par de días, descubrimos, trepando por nuestra fachada, a un enano vestido de rojo (eso me lo han dicho mis humanos, que el tema de los colores a los gatos no nos resulta nada fácil...) Desde la posición que habitualmente ocupamos pudimos distinguir claramente sus pies, parte de sus pantalones, una bolsa que llevaba a la espalda y la escalinata de cuerda que estaba utilizando. Tras varias horas de vigilancia llegamos a la conclusión de que escalar, lo que se dice escalar, no escalaba mucho: más bien estaba ahí, colgado a la intemperie (curiosa ocupación para un enano!!!) Y así sigue, sin avanzar lo más mínimo desde que le descubrimos. La historia podría terminar aquí, si no fuera porque esta misma mañana, al realizar nuestra inspección matutina hemos descubierto más enanitos colgantes en los balcones de enfrente. ¡Esto es una invasión en toda regla!
Noíta, que es un pelín sabelotodo, me ha dicho que estos tipos bajitos y rechonchos son los imitadores de cierto individuo conocido como Papá Noel quien, al parecer, se cuela en las casas por estas fechas para dejar regalos en los calcetines. ¿Será verdad? Lo de los obsequios está muy bien, pero yo, por si las moscas, seguiré vigilando a los que cuelgan en mi zona, no vaya a ser que sus intenciones no sean tan "generosas"... ¡Total, como yo no uso calcetines! Y para que todos podáis reconocer a los citados enanos, os adjunto unas fotos que les he hecho esta misma mañana...
¡Hoy han aparecido dos más! Empiezo a estar seriamente preocupado... ¿Y si se cuelga algún enano de nuestra ventana?
ResponderEliminar¡A ver si se atreve! ¡Nosotros podremos con él!
ResponderEliminarCada vez hay más... Miedo me da asomarme...
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