martes, 18 de diciembre de 2007

Pelos

Últimamente, mis humanos están en baja forma: será la edad, que no perdona. Por eso y también a causa del intenso frío que nos acompaña desde hace unos días, los dos se han puesto enfermos. Nada grave, simplemente están acatarrados. ¡Ay! ¡Humanos! Pero, a raíz de esto, mi pregunta es la siguiente: ¿cómo se puede vivir sin pelo en el cuerpo?

Gracias al calorcito proporcionado por nuestros suaves pelajes, Noa y yo estamos como dos rosas (por supuesto yo mejor y más hermoso que la chiquitaja... Ejem, ejem...) Pero el caso es que en temas de pelos gatunos las opciones son múltiples, llegando incluso a existir ¡gatos pelones! Sí, señores, gatitos calvos, sin un pelo de tontos pero que deben pasar unos inviernos que no los quisiera yo para mí... (¡Brrrrrrrr! Sólo de pensarlo, me entra la tiritona...) Por otro lado, a modo de compensación frente a la alopecia del grupo anterior, tenemos a los gatos de pelo largo, para los que el cuidado del pelaje es fundamental: cepillos y peines son componentes básicos de sus ajuares. El tío Salem es miembro de este selecto club de gatos pomposos, con largas melenas al viento y con abono periódico en la peluquería. Finalmente, quedamos los gatos de pelo corto, grupo ciertamente extenso que se encuentra a medio camino entre los calvos y los melenudos. Noa, Chiqui y yo somos representantes de este grupo (eso sí, algunos con más elegancia que otros... Ejem, ejem...)

Además de la cantidad o la longitud del pelo, otro aspecto a tener en cuenta a la hora de hablar de pelajes es el tema del color, pues la diversidad de tonos y combinaciones es impresionante. Algunos diseños son más atrevidos y otros más conservadores: yo, por ejemplo, opté por el traje gris, válido para cualquier ocasión (¡en el fondo soy un clásico!) aunque hay gatos más osados que lucen estampados geométricos o diseños a rayas por el cuerpo. ¡Allá cada cual!

Lo hasta aquí expuesto demuestra que si en la variedad está el gusto, en cuestión de pelos no nos podemos quejar. Pero, a pesar de todo, voy a ver si encuentro un rincón calentito para echar una cabezadita, no vaya a ser que yo también me acatarre y entonces sí que íbamos a estar buenos...

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