jueves, 12 de marzo de 2009

De operaciones, chequeos y dietas.

¡Vaya semanita llevamos! Y es que el martes la pequeña Veva fue esterilizada. ¡Se llega a una edad en la que hay que pasar por el quirófano! La intervención salió muy bien y ella está divina desde que se despertó de la anestesia, luciendo con bastante estilo el modelito pijamero que le ha hecho mi abuelita humana para evitar que se toque los puntos de la barriga. A partir de ahora, ¡se acabaron los celos! La verdad es que la operación de las gatas parece más complicada que la de los gatos, pero no os vayáis a pensar, ¿eh? Lo que pasa es que las hembras son unas quejicas y se aprovechan de lo que impresiona la costurita que les hacen para que las mimen y las consientan, aunque en realidad no es para tanto. ¡Acabáramos! ¡Si este tipo de operaciones son coser y cantar! (Bueno, coser seguro. Lo de cantar, en cambio, depende de la voz de cada veterinario. Ejem, ejem...)

Ayer, un día después de lo de Vevita, el turno de pasar por la clínica me llegó a mí. Nada grave, no vayáis a pensar, pero me tocaba mi revisión anual y las vacunas. Y tengo que reconocer que mi vete, en esta ocasión, me pilló desprevenido. Quitó la tapa del transportín disimuladamente, cargó la jeringuilla y sin decirme casi ni "Buenos días", ¡zas!, ¡pinchazo! Así que, si soy sincero, ni me enteré. Después me estuvo tocando por aquí y por allá en un recorrido rutinario por mi hermosa anatomía felina. Yo afrontaba la situación relajado y tranquilo hasta que llegó el terrible momento de enfrentarme a la báscula. El peso de 5'950 kilos que marcó esta indiscreta máquina fijó la frontera entre una visita agradable y una terrible experiencia porque, queridos lectores, ¡me han vuelto a poner a dieta! Y esta vez, me han cambiado a un pienso que debe ser un engañabobos, porque lo comes pero no engorda (por lo que yo deduzco de lo que me ha explicado mi humana, cada croqueta debe estar formada por fibra, aire y nada) Así que me temo que este cambio en el menú amenaza seriamente a mi curva de la felicidad. ¡Con lo que me ha costado conseguirla!

Después de este disgusto, decidí que lo mejor era quedarme quietecito en mi transportín, lamentándome en silencio por la pérdida de mis croquetitas habituales, no se les fuera a ocurrir alguna otra tortura a la que someterme. Y mientras yo esperaba, mis humanos y mi veterinario se pusieron a hablar. El tema estrella de la conversación, lógica e inevitablemente, era yo y, entre otros asuntos, estuvieron comentando mi nada apreciada costumbre de maullar por las noches. Y digo yo: si llevo haciéndolo noche tras noche desde hace más de tres años, ¿por qué quieren que deje de hacerlo ahora? ¡Ya es casi una tradición en el edificio! Menos mal que a nadie se le ocurre nada para cambiar mis hábitos nocturnos, que bastante suplicio tengo ya con lo de la dichosa dieta para andar preocupándome en estos momentos por algún tormento nuevo.

En fin, me voy a ver si encuentro a alguien que me mime, que, aunque con las vacunas no te ponen puntos, nunca está de más fingir un ratito y aprovechar la visita al veterinario para que nuestros humanos nos presten un poco de atención extra, ¿no creéis? Aunque debe quedar claro que un chicarrón como yo, machote-nenuco pero machote al fin y al cabo, nunca se queja, simplemente se deja querer (Ejem, ejem...)

9 comentarios:

  1. Pobre... Nos alegramos de que Veva esté bien, y es que hay que ver lo que se sufre cuando nos esterilizan a las hembras (sí Rumbo, tú no sabes lo que es...).

    Lo del cambio de pienso, seguro que es por tu bien y tranquilo, que te saciarás igualmente, jiji, aunque yo rezo para que no me cambien el mío, todo hay que decirlo.

    Ronroneos.
    Luna

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  2. Estos veterinarios siempre amargándonos la existencia Rumbete!

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  3. Hola!
    Creo que me he perdido algo, ¿quién es Veva? No sabía que ahora eráis 3 gatos en casa.
    Saludos,
    Tanakil.

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  4. Querida Luna: Yo también me alegro de que Vevita esté bien, no te vayas a pensar nada raro, que yo a mis tías gatunas las quiero un montón! :)

    ¡Ay, Anita! ¿Qué te voy a contar? Es que estos veterinarios son unos aguafiestas!

    F.L.: ¡Saludos también para ti!

    Y espondiendo a Tanakil: Veva es una de las gatas de mis abuelitos humanos. En abril cumplirá un año. Y si quieres conocer algo de su historia, puedes leer esto.

    ¡Gracias a todos por animarnos a seguir con cada uno de vuestros comentarios!

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  5. Te he dejado un premio puedes pasarte por mi blog a recogerlo.
    Besitos lety

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  6. Pobre Rumbosin,con lo poco que nos gusta que nos pinchen a l@s gat@s y a las galguitas...y Veva en unos dias estara dando saltos otra vez...
    La Palo os quiere dar un premio,pasaros por el blog ¿vale?
    Besitos para l@s pachuchines

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  7. ¡Es verdad, ya había visto a estos peques! Pero no recordaba sus nombres. ¿Qué fue de Deux? Me alegro que todo haya bien bien con Veva :)
    Saludos,
    Tanakil.

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  8. Pues a Deux lo adoptaron el primero. Le vieron en una foto y se quedaron prendaditos! Incluso le dejaron el nombre que le había puesto mi humana...

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Maullidos, ronroneos e incluso bufidos. ¡Este es el lugar adecuado!

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