sábado, 18 de abril de 2009

El Puente del Diablo

"Cuenta la leyenda que, hace mucho tiempo, vivía en Martorell una anciana que, cada mañana, cruzaba el río para ir a recoger agua a una fuente cercana. Un día, una crecida se llevó por delante el puente existente, dejando a la pobre mujer sin medio para cruzar. Ante la desesperación de la vieja, el Diablo se le presentó y se ofreció a reconstruir el puente en una noche a cambio de quedarse con el alma del primero que lo cruzase. La viejecita aceptó el pacto y el Diablo se puso manos a la obra. Con las primeras luces del alba, un puente nuevo unía las dos orillas, quedando el diabólico ingeniero a la espera del precio acordado. La viejecita apareció como cada mañana con su cántaro pero, antes de poner un sólo pie sobre el puente, abrió un saco que llevaba y dejó salir a un asustado gato que cruzó delante de ella y saldó con su alma la deuda contraída con el Diablo."

Esta leyenda se refiere al Pont del Diable que se levanta sobre el río Llobregat en Martorell. Pero existen otras historias que, a lo largo y ancho de Europa, tienen un puente, un gato y al Diablo como protagonistas. El argumento de todas suele presentar un desarrollo y ciertos rasgos comunes: alguien (una persona, una comunidad...) necesita construir un puente sobre un caudaloso río o un abismo infranqueable. Las obras o bien se eternizan o son imposibles de realizar. Y ahí entra en juego el Diablo, que tienta a los necesitados con aquello que necesitan: "En una noche construiré un puente". Tras la oferta, llega el acuerdo del precio: "A cambio, me quedaré con el alma del primero que lo cruce". Por supuesto, el pacto queda sellado y nuestro satánico constructor cumple su parte: con la llegada del alba, un magnífico puente se levanta ahí donde el día anterior no había nada. Las gentes, maravilladas ante tamaño prodigio, observan la magnífica obra mientras el Diablo espera al otro lado el pago acordado. Pero el ingenio humano puede con todo y, para evitar que el infierno consiga un alma humana, hacen que un gato (u otro animal) sea el primero en cruzar. El Diablo, al darse cuenta de la jugada, coge a su presa, marchándose airado. Las leyendas asociadas a puentes como el del Diablo sobre el Llobregat en Martorell (España), el de Beaugency sobre el Loira (Francia), el de Carlos sobre el Moldava en Praga (República Checa) o el del desfiladero de Schollen (Suiza) no son más que algunos ejemplos que demuestran lo similar que pueden llegar a ser las creencias y las raíces del folclore europeo.

Parece ser que aunque el alma reclamada era, en origen, la de una persona, con el paso del tiempo, la víctima humana fue sustituida habitualmente en el imaginario colectivo por gatos, perros o gallos, que se convirtieron en los primeros en cruzar el puente, saldando así la deuda y venciendo, de paso, las pretensiones del Maligno. En este sentido, permitidme que haga una reflexión acerca de lo aparentemente injusto del pago, porque, en mi opinión, el Diablo no sale perdiendo con el cambio, que las ánimas de perros y gatos se cotizan bastante bien. Y es que, a pesar de lo que muchos puedan pensar, nosotros, los animales, también tenemos alma, queridos lectores. Pero supongo que esa ya es otra historia...

Para aquellos que queráis saber algo más sobre puentes obra del Diablo, os dejamos los siguientes enlaces:
Y, por supuesto, si conocéis alguna leyenda similar, no dejéis de comentárnoslo o, mejor aún, de enviárnosla a nuestro e-mail: gateraderumbo@gmail.com. ¡Estaremos gustosos de leerla!

1 comentario:

  1. Si yo estuviera en el puente no iba a cruzarla. yo soy una gatita muy "esperta"...

    en portugués, puente es feminino. El puente = A ponte. Lo mismo ocurre con alma. el alma = A alma

    ResponderEliminar

Maullidos, ronroneos e incluso bufidos. ¡Este es el lugar adecuado!

----------